Un martes por la mañana temprano en abril de 2007, me arrodillé y confesé a Dios que mi caminar con Él era demasiado cómodo. Le pedí que me mostrara cómo mi esposo y yo podíamos traspasar los límites de nuestra zona de confort para contribuir más a Su reino.
Cuando terminé de orar, encendí la radio e inmediatamente escuché a una mujer animando a la gente a recibir en sus hogares a los estudiantes franceses que estaban de visita en los Estados Unidos durante una semana. ¡Una respuesta rápida a la oración! Hablé con mi marido, los llamé y dos semanas después Celine llegó a nuestras vidas. Dos meses después, le dimos la bienvenida a Axl durante tres semanas y, de regreso a la escuela, Su Ying se unió a nuestra familia durante todo un año.
Nuestro tiempo con estos dinámicos estudiantes fue desafiante, alegre y una tremenda bendición. En efecto, “Pedid y se os dará” (Mt 7,7).
Sin embargo, abrir nuestra casa a estudiantes internacionales fue solo un trabajo preparatorio para la respuesta culminante a esa oración. Cinco meses después de que le pedimos a Dios una misión, Jacqueline llegó a nuestras vidas.
Respuesta a la oración
La vi por primera vez en el pasillo de la escuela donde enseñaba. Llevaba una carpeta gigantesca bajo el brazo y caminaba hacia su salón de clases de tercer grado, con un aire de total confianza y control. Me cautivaron sus ojos increíblemente oscuros y enormes, su cabello corto y ondulado, sus mejillas llenas y su cuerpo muy pequeño.
Cuando volví a ver a Jacqueline, estaba gritando en el pasillo, siendo llevada de pies y manos por dos profesores desaliñados que le habían pedido que no fuera al recreo sino que terminara su tarea. Su reacción fue inesperada, una respuesta a un trauma pasado.
Cuando se portaba bien, Jacqueline tenía el privilegio de venir a mi oficina y leerle a Dudley, nuestro perro de terapia. En los días malos, la relegaban a su propia clase y la despojaban de todos sus privilegios.
Al final, entendimos que las difíciles circunstancias de Jacqueline requerían un plan de adopción. Sus necesidades y nuestro deseo de ayudar coincidieron de una manera que pareció una respuesta clara a nuestras oraciones.
Jacqueline llegó a nuestra casa en el verano de 2008 y se convirtió oficialmente en nuestra hija un año después. Salió de nuestra casa en el verano de 2016 y aún no ha regresado.
¿Pero no oramos?
Nuestra experiencia con Jackie estuvo lejos de lo que esperábamos, dejándonos devastados y confundidos. Aunque tuvimos momentos optimistas sobre nuestra hija, las agresiones, las investigaciones de los servicios sociales, las visitas policiales, las hospitalizaciones, las interminables sesiones de asesoramiento, los robos, las fugas y el caos que a menudo plagaron nuestro hogar durante los casi nueve años que vivió con nosotros, al final, nos dejó con más preguntas que respuestas.
Le preguntamos a Dios: “¿No es cierto que pedimos éxito con nuestra hija? ¿No es cierto que te buscamos en cada paso del camino para crearlo? ¿No es cierto que llamamos desesperadamente a la puerta de Tu gracia con cada desafío y crisis que enfrentamos?
La hija con la que Dios nos bendijo, nos rechazó en todo momento y finalmente abandonó nuestro hogar sin mirar atrás. Nos preguntábamos si las promesas de Dios habían fracasado.
Cuando mi esposo y yo oramos por nuestra hija, con valentía le pedimos a Dios que la salvara del trauma y la confusión de su infancia. Oramos específicamente. “ Señor, por favor danos sabiduría para ayudar a Jackie a controlar su temperamento. Papá, por favor haz que Jackie tenga éxito en la escuela. Abba, por favor quédate con nosotros en la sesión de consejería de hoy porque será difícil”.
Teníamos la esperanza de que Dios cumpliera las palabras de Mateo 7, pero en cambio parecía como si hubiéramos pedido y no nos lo habían dado, habíamos buscado y no habíamos encontrado, habíamos llamado y encontramos una barrera entre nosotros y Jackie. .
¿Estábamos equivocados al pensar que Jackie había sido una respuesta a mi oración hace tanto tiempo?
JI Packer, en su maravilloso libro, El conocimiento de Dios , aborda nuestra tendencia a “estar seguros de que Dios nos permite comprender todos sus caminos. . . y podemos ver inmediatamente el motivo de cualquier cosa que nos suceda en el futuro”. Él escribió:
“Y entonces sucede algo muy doloroso e inexplicable, y nuestra gozosa ilusión de estar en los concilios secretos de Dios se hace añicos. Nuestro orgullo está herido; sentimos que Dios nos ha despreciado; y a menos que en este punto nos arrepintamos completamente y nos humillemos por nuestra presunción anterior, toda nuestra vida espiritual posterior puede arruinarse ” .
Pensábamos que sabíamos lo que Dios estaba haciendo. Sin embargo, los dolorosos resultados de nuestra adopción fallida nos recordaron que Dios es Dios y nosotros no.
Respuestas inesperadas
En los dos años transcurridos desde que nuestra hija nos dejó, Dios en su gracia nos ha mostrado que lo que le habíamos pedido (tener éxito con Jackie) no era un fin en sí mismo. La respuesta final a nuestras oraciones fue Dios mismo.
En su bondad y amor se entregó gratuita y abundantemente. Cuando se acercaban las sesiones de consejería o las luces de emergencia de los autos de la policía eran visibles afuera de nuestra casa, reconocíamos nuestra debilidad y Su fidelidad de una manera que nunca antes habíamos conocido.
Con el tiempo, Dios nos ha permitido ver que nuestro máximo deseo, nuestra mayor petición, la meta de nuestra búsqueda, la única puerta a la vida eterna, es deleitarnos en el Padre a través de su Hijo y la comunión que disfrutamos con él su Espíritu. .
En otra parte de El conocimiento de Dios , Packer escribió: “El objetivo final de Dios es llevar a las personas a un estado en el que lo satisfagan completamente y lo alabemos adecuadamente, un estado en el que Él es todo y en el que todos se regocijen continuamente en el conocimiento. del amor del otro”.
Es bueno y correcto pedirle a Dios que provea provisión en medio de las necesidades y deseos. Pero, en última instancia, nuestras oraciones deben ser para Su gloria y Su voluntad. Todas las demás oraciones (por provisión, sanación, seguridad y paz) deben permanecer subordinadas al deseo de Dios mismo.
Cualesquiera que sean las circunstancias, el Espíritu nos permite conocer mejor a Dios, regocijarnos en Sus planes, amar lo que Él ama y disfrutar de la comunión con Él. Al comprender que nuestro mayor bien es conocer y disfrutar de Dios, lo haremos. no sufrir decepciones y dudas debilitantes cuando Su provisión no se proporciona de la manera esperada.
Amamos a nuestra hija y confiamos en que Dios está obrando para bien en su vida y en la nuestra, sin importar el final de nuestra historia. Seguimos orando y esperando que Jackie, como el hijo pródigo, regrese y reciba el amor y los beneficios de pertenecer a nuestra familia. Aunque la respuesta a esta oración actualmente sigue siendo “no”, estamos agradecidos por el tierno consuelo que hemos recibido de nuestro bondadoso y amoroso Salvador.
VT
Traducido por Juliana Reimer.
Leslie Schmucker se retiró de la enseñanza en escuelas públicas para crear un programa de educación especial en Dayspring Christian Academy en Lancaster, Pensilvania, EE. UU. Ella es miembro de la Iglesia Bautista Grace. Leslie y su esposo, Steve, tienen tres hijos adultos y cinco nietos. Su blog es leslieschmucker.com y puedes seguirla en Twitter .
fuente https://coalizaopeloevangelho.org/article/quando-adocao-parte-o-coracao/