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Dentro de la Teología Cristiana, específicamente en la Misiología, hay un término bastante popularizado: la ventana 10/40. Esta expresión fue acuñada por el misionero argentino Luis Bush para identificar un área situada sobre la Línea del Ecuador, entre las latitudes 10º y 40º, con una forma rectangular, comparada a una ventana. Esta área comprende aproximadamente 68 países, que van desde el norte de África, pasando por el desierto del Sahara, abarcando también el Medio Oriente hasta el este de Asia. En consecuencia, el 66% de la población mundial está ubicada en este espacio, lo que equivale a aproximadamente 5 mil millones de personas. Pero además de estos datos, ¿qué hay de tan especial en la ventana 10/40? ¿Por qué se debe tener una mirada diferenciada hacia esta parte del globo terrestre?
En tiempos pasados, la ventana 10/40 también era conocida como el "Cinturón de la Resistencia", ya que de los 50 países menos evangelizados del mundo, 37 están ubicados en esta parte del mundo y solo el 8% de los misioneros trabajan en estas naciones. Encontramos diversos desafíos en este cinturón. Es evidente que la mayoría de todas las historias bíblicas, desde la creación de la primera pareja, se desarrollaron en esta área geográfica. Grandes imperios, como el Asirio, Babilónico, Persa, Hindú, entre otros, surgieron, crecieron y fueron derribados.
Siglos y más siglos pasaron, y actualmente, diversas culturas han desaparecido mientras que otras han surgido. En este sentido, también han emergido religiones, entre las cuales una de las más importantes del mundo, el Islam, que domina gran parte de la creencia de las personas que viven en la ventana 10/40. No obstante, esta área es la cuna de las tres principales religiones monoteístas del mundo: judaísmo, cristianismo e islamismo. Por consiguiente, grandes conflictos han sido desencadenados por las diferencias culturales que existen allí. Vale la pena recordar que de cada 10 personas pobres en el mundo, 8 están ubicadas en esta ventana.
En vista de lo expuesto, destacamos tres grandes desafíos a ser vencidos en el llamado "Cinturón de la Resistencia": la libertad religiosa, los derechos humanos y la lucha contra la pobreza.
La libertad religiosa es un tema de gran debate en este escenario, adentrándose en cuestiones geopolíticas complejas. La intolerancia religiosa, la cristofobia y el fuerte nacionalismo son barreras difíciles de superar. El cristianismo, en general, está asociado con la cultura occidental, que es considerada como rival del oriente. En los muy pocos países donde hay libertad de culto cristiano, se prohíbe toda práctica proselitista o expresión pública de la fe cristiana. Esto constituye una fuerte adversidad para el misionero que trabaja en estos campos. En 2018, el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, otorgó permiso a los cristianos para realizar cultos. Fue un gran avance, resultado de las oraciones de la Iglesia de Cristo. El noble saudita se ha destacado como un estadista que busca realizar grandes reformas en el país para hacerlo más moderado, a pesar de que el Islam es dominante en la nación.
Los derechos humanos son otro punto de gran discusión, y una vez más, el Islam es el punto central. La Declaración Islámica Universal de los Derechos Humanos tiene a la Sharia (sistema jurídico del Islam) como su principal fuente. Dado esto, los derechos de las mujeres y la profesión de fe de otros credos son las áreas que más sufren. Se discuten diversos derechos suprimidos en los noticieros del mundo. Esto conlleva un factor de riesgo para la vida del misionero que es llamado a estas tierras. Ante esto, es necesario que la Iglesia que envía al misionero disponga de todo el aparato financiero y jurídico para apoyar a su enviado. Sin embargo, hay varios informes de almas rindiéndose a Cristo. Jesús también está salvando en el mundo árabe, y por ende, la ventana 10/40 también ha sido objetivo de la gracia salvadora de Dios.
Respecto al tercer punto, la lucha contra la pobreza, es una espada de doble filo, ya que al mismo tiempo que es un desafío, también puede ser visto como una oportunidad para desarrollar trabajos sociales cuyo enfoque sea la salvación de almas. Países como Somalia, Liberia, Irak, entre otros, sufren de los índices más bajos de desarrollo humano. Los problemas sociales, como la educación, la salud y la seguridad, son recurrentes. El misionero que es llamado a lugares como estos debe tener en mente que necesita, además de llevar el Evangelio, tener en sus planes de acción medidas que alcancen el campo social y la educación. Varias escuelas han sido abiertas por misioneros cristianos, convirtiéndose en verdaderos semilleros de almas para Cristo.
Mucho queda por hacer, la Iglesia del Señor Jesús necesita orar, contribuir, preparar y enviar misioneros llamados a entrar en este campo de batalla, conocido como la ventana 10/40. Jesús nos dice que una gran puerta se ha abierto delante de nuestros ojos, y necesitamos avanzar. Los desafíos en la vida del cristiano están destinados a ser superados. Dios cuenta contigo para esta gran obra. Las misiones no son solo una invitación, sino un mandato divino:
Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura. (Mc 16.15)